Bonic relat d'Antolin Casaponsa en el butlletí del club de setembre del 1946, sobre la natació i el waterpolo. #90anysCNManresa
Com be sabeu, el CN Manresa ha
estat bressol de moltes especialitats esportives, però, ha destacat
especialment en la natació i el waterpolo. Dos especialitats que , malgrat que
en els seus inicis practicaven indistintament els esportistes del club, amb els
anys, han establert certa rivalitat per aconseguir els millors atletes, com si
fossin rivals, d’un altre esport, de clubs aliens, quan tenen la sort de poder
gaudir d’ambdues especialitats i , quan sigui l’hora, si és el cas, triar.
Avui, us presento un article,
escrit el setembre de 1946, que ens parla de la natació i el waterpolo. Penso
que és un tema sempre actual i que , els mots de l’Antolín Casaponsa, un col·laborador
freqüent en els butlletins del CN Manresa de l’època, mereixen la lectura
detinguda. Son en castellà, no he volgut caure en la temptació de fer la
traducció, doncs, perdria tota la gràcia, l’essència.
Confio us agradi:
La Natación Y EL WATERPOLISTA
Nada más sano y acogedor para la juventud que los deportes.
Entre éstos, la natación en sus diversas gamas, concede a los cuerpos un
carácter, un alma, una fluidez, una vitalidad constitucionales.
Fue conocida y practicada por su higiene y ejercicio físico,
casi en to- dos los tiempos y, finalmente, tras un ciclo de perfeccionamiento
ha sido adaptada a nuestra manera renacentista en toda su variedad.
Pero no sólo interesa de la natación la porción de cultura
física como fuente de vida que se le debe; ni el profundizar en sus excelentes
principios multiformes, de súbitas e infinitas sugestiones que no se des-
cubren al primer examen o que la intuición imagina hallar inéditos; ni de la
fértil influencia del profundo arraigambre que la natación puede tener para las
juventudes. También otros deportes son buenos y sin embargo, no pueden como la
natación imprimir su acento único, inconfundible, dentro las plurales
inflexiones, que no dejan de existir ni en sus más modestos aspectos. Tiene una
potencia que atrae y apasiona. Una perenne energía de creacionismo estético que
se respira con claridad sugestiva al entrar en su naturaleza sonriente,
complicada y simple, divulgada pero no vulgarizada. ¿Qué deporte es éste, donde
hay una estabilidad intacta y una belleza primitiva en ciertos detalles a pesar
de que se nutre obstinadamente de las más recientes aportaciones? Como otros
deportes es en apariencia pródigo de sí misma pero no se entrega fácilmente al
iniciado. Hay algo de burlesco desdén en sus consentimientos inmediatos y sólo
con largo tiempo de convivir en su temblanza liquida se posee su técnica, su
juego, y su dominio. El nadador entra en los períodos de formación en su
existencia como el hombre en los de la vida; en la infancia, admiración y
contento; en la juventud, entusiasmo y fuerza; y en la madurez, reflexión y
examen; y en tanto, en el orden moral puede ser dueña de la natación de su
tiempo, hasta donde para él y sus coetáneos, se trace un ciclo estacionario,
donde unas inteligencias nuevas se preparen a empezar con nuevos nadadores,
que, nutridos de las más decisivas aportaciones de los estilos seculares, en
cotejo de lo clásico con lo actual, renuevan, crean, dando savia nueva y
reciedumbre al tronco de este de- porte, cada vez más seguro y fuerte.
Hay en todo deporte una íntima condición de juego, que hace
alegre su ejercicio cuando se logra descubrir o poseer. Es entonces diversión
apasionado, casi arrobo infantil lo que para otros sería mero trabajo; y esta
condición más que en ningún otro juego está en el Water-Polo que es sin duda la
rama más emotiva de la natación.
El jugador conoce bien el gusto y regusto del balón sobre el
agua, y el divagar con nostalgias activas por el ambiente agitado de las
piscinas... este contorno que le rodea, esa cosa que para abreviar llamamos
ambiente a veces está tan movedizo, que uno teme que suceda algo dentro o fuera
del agua, sin que se oiga el grito de “el árbitro al agua”... que en ningún
caso correspondería. Se le ve contento de jugar, despreocupado a tuerza de
veteranía, afianzando su personalidad en el dominio absoluto, la seguridad magnifica
de un estilo propio, pero saturado, nutrido por una experiencia consciente de
armonizar los mecanismos interiores del sentimiento y de la técnica. Porque el
buen waterpolista no se somete al rigor serial de las normas tijas, sino que
improvisa... y por definición es casi la representación genuina del nadador
acabado.
Ve a los jugadores a través de una educación temperamental,
de una memoria visual invacilable. Pudiéndose medir la integridad de su valor
según las condiciones intuitivas, físicas y temperamentales: que estas últimas
a su vez, pueden dividirse en tres tipos: de movimiento, reposo y neutros. El
tipo de movimiento, es enérgico y asociador de ideas; voluntad firme y rápido
en el nadar; dominador y con predisposición para la inventiva; constituyendo el
alma y nervio del equipo. El de reposo, es calmoso y corto de ideas;
movimientos vacilantes y pesados; dificultad de improvisar; es el temperamento
sumiso fácilmente manejable más o menos rutinario para esta clase de actividad.
El neutro es el intermedio de los dos tipos.
Se concluye que solo el jugador será verdadero y completo,
cuando dentro de las condiciones intuitivas-físicas, se hallen comprendidos los
factores temperamentales primero y tercero; o sea, el tipo de movimiento y
neutro, excluyendo el tipo reposo o flemático.
El waterpolista no puede ni desea olvidarse cuando juega de
lo que sube ni de lo que vale, imponiéndose a la medida de su justo valor en lo
físico y moral, sin epílogos decadentes ni ecos empalidecidos, solo con una vitalidad
sana y vigorosa de su madurez corporal y de su in- dependencia espiritual.
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